PRIMEROS DÍAS EN LA RUTA

Los primeros días en la ruta son como los primeros días de cualquier cosa.

Dejar atrás lo conocido y lanzarse a lo incierto conlleva una sensación de miedo a la que nadie puede sentirse ajeno.

Cargar las bicicletas y sentir su peso por primera vez genera una mezcla de miedo y entusiasmo que hace que el cuerpo no sepa bien cómo responder; esa es la primera barrera que tuvimos que saltar. Y para lograrlo caminamos con las bicis al lado casi 1km hasta salir del tránsito. A partir de ahí todo se convierte en constantes aprendizajes.

...a cada paso y pedal superamos un poco más nuestros propios límites...

Aprendimos:

Que el viento en contra es una misión de superación constante, cada pedaleada y cada paso con la bici al lado es romper con un pequeño límite, con una pequeña resistencia que juega a ver si nos atrevemos a más, a ver cuánto nos atrevemos, y así a cada paso y pedal superamos un poco más nuestros propios límites.

...si gana lo que no nos suma, aunque cueste, hay que dejarlo ir..

Que demasiado peso al frente, que demasiado peso atrás, luego darse cuenta que de todas formas llevamos demasiado peso. Entonces toca desprenderse y surgen dilemas con objetos preciados donde debemos poner en la balanza los pro y los contra, y si gana lo que no nos suma, aunque cueste, hay que dejarlo ir.

Que las subidas por duras que sean se olvidan fácilmente en la próxima bajada, aunque sea mínima. Y que lograr esas subidas sólo nos hace sentir cada vez un poquito más fuertes llenándonos de motivación.

Creemos que estar atentos a cada lección nos permitirá trasladarlas a la vida misma en otros ámbitos, por eso vamos despacio, con los ojos y el corazón bien abiertos para seguir aprendiendo y compartiendo cada experiencia y sus sensaciones.

El viaje recién empieza y promete dejarnos mucho. Nosotros estamos abiertos.